… que, según yo me voy imaginando, algún día será menester usar de ese conocimiento«, escribió Miguel de Cervantes a través de su personaje Sancho Panza.
Con esta cita llamamos la atención sobre la primera fase del Inventario español de los conocimientos tradicionales relativos a la biodiversidad, a la que se puede acceder de manera online (descargar en PDF) o en papel.
La presente fase que incluye la introducción, metodología y fichas está editada por Manuel Pardo de Santayana, Ramón Morales, Laura Aceituno y María Molina. Sin embargo, han intervenido más de 65 expertos de disciplinas distintas como la etnobotánica, etnozoología, etnoecología, etnofarmacología, antropología cultural y ecológica, agroecología, ecología, dialectología, procedentes de 39 instituciones diferentes.
Los conocimientos de la naturaleza y la antropología son fundamentales para el bienestar y la supervivencia de las sociedades indígenas y rurales (Gómez- Baggethun et al. 2013), dice la presentación de esta obra científica y divulgativa. Glasenapp & Thornton (2011) encontraron que entre los agricultores de los Alpes suizos, el conocimiento tradicional es de vital importancia para la capacidad de los hogares de hacer frente a los cambios socioeconómicos. En esta línea «se ha sugerido que la diversificación tradicional de los productos agrícolas reduce la vulnerabilidad de los agricultores y aumenta su resiliencia frente al cambio (Colding et al. 2003; Gomez-Baggethun et al. 2012).»
Uno de los temas que ha recibido mayor atención es la importancia de estos conocimientos para mejorar la calidad de vida a través de su influencia en la salud y el estado nutricional. Estudios demuestran que en sociedades relativamente aisladas –sin acceso a formas de educación formal y medicina occidental– los conocimientos tradicionales contribuyen a mejorar el bienestar humano mediante la mejora del estado nutricional (Pieroni & Price 2006) y la salud (Etkin 2000).
Se sostiene que «las prácticas tradicionales deberían constituir una referencia clave en la gestión de los territorios donde se han generado y desarrollado. Por ello, resulta necesario documentar estos saberes antes de que desaparezcan para siempre».
En este sentido, la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, cumpliendo con el compromiso de España con el Convenio sobre Diversidad Biológica, reconoce la necesidad de conocer, conservar y fomentar los conocimientos y prácticas tradicionales de interés para la biodiversidad. Esta norma insta a las administraciones públicas, en este caso, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a elaborar estos inventarios de conocimientos tradicionales que permitan avanzar en su conocimiento y conservación.
En estas circunstancias, se ha requerido un enfoque multidisciplinar e integrador que considerase tanto los componentes biológicos como el aspecto humano. Se ha seguido el planteamiento propuesto desde la etnobiología, como disciplina que estudia las interacciones entre la biodiversidad y las culturas humanas.
Se puede también acceder a las fichas, a través de los nombres científicos. El libro contiene descripciones amplias de 46 especies de flora; tres de hongos y líquenes; dos de fauna; dos de ecosistemas y dos de minerales.
Mientras esperamos las siguientes fases, atendemos al inmenso valor de estas especies tan familiares, y tal vez infravaloradas, recogidas por este inventario e ilustradas por Teresa Tomás.