A través de un proyecto con fondos europeos, Navarra prueba fórmulas que favorezcan la biodiversidad en parcelas situadas en un paisaje de tipo mosaico.
La comunidad foral está inmersa en un proyecto coordinado desde Irlanda que está definiendo medidas agroambientales basadas en resultados, no en acciones de manejo. De esta manera el agricultor recibe una prima en función de la biodiversidad que genera. En Navarra el área piloto se ubica en la zona mediterránea, es decir, en parcelas de viñedos, olivares y almendreras de Viana, Aras y Bargota, mientras que en Irlanda se centra en pastos.

Paisaje agrícola en mosaico en la zona elegida como área piloto.
El valor de esta zona, en el caso navarro, se debe al alto grado de heterogeneidad dentro del paisaje agrícola, que forma un mosaico entre parcelas de pequeño tamaño de cultivos herbáceos, leñosos y retazos de vegetación natural. Este mosaico alberga una gran variedad de especies de flora y fauna que se relacionan con prácticas agrícolas de baja intensidad.
En este proyecto están incluidas 115 parcelas y subparcelas, con un total de 61,44 ha, de las que 11,33 ha son viñedos, 21,51 ha son olivares y 28,60 ha son almendreras, cultivadas por 22 agricultores y agricultoras.
La finalidad de la iniciativa es desarrollar una serie de prácticas apropiadas con el fin de conseguir una mejora de la biodiversidad en una zona de alto valor paisajístico y ambiental. El proyecto, denominado «Developing Results Based Agri-environmental Payment Schemes in Ireland and Spain», está financiado por la Unión Europea con un 70%. El presupuesto total asciende a 1,4 millones de euros, de los que el Gobierno de Navarra aporta 347.076 euros a través de la empresa pública GAN-NIK (Gestión Ambiental de Navarra-Nafarroako Ingurumen Kudeaketa).
Pagos por resultados
Los regímenes de pago basados en los resultados agroambientales contrastan con el modelo estándar basado en la prescripción, donde las primas se conceden para cumplir con ciertas condiciones, ya sean prohibiciones o acciones obligatorias.
Con este nuevo esquema, las evaluaciones se basan en criterios objetivos (indicadores), que se eligen para reflejar la biodiversidad general y la integridad ecológica del hábitat, al mismo tiempo que responden a las prácticas de gestión agrícola.
Los regímenes basados en los resultados pueden incluir pagos adjudicados únicamente sobre los resultados obtenidos o pueden ser un modelo combinado con pagos de «inversiones no productivas» que apoyen la distribución de la biodiversidad. Por ejemplo, la eliminación de matorrales que invaden praderas ricas en especies o creación de zona de hábitat importante de aves; y puede complementarse con algunos elementos prescriptivos cuando sea necesario.