→ En 2018, once millones de personas trabajaban en energías renovables en todo el mundo con un alza del 6,8% respecto del año anterior. Todo indica que en esta década el crecimiento va a ser sostenido. Sin embargo la brecha de género en el empleo no se reduce. Las mujeres representan el 32% de estos trabajos.
← Por un lado, no hay ayudas para que las mujeres accedan a redes profesionales y sociales que les informen de las oportunidades que hay en el sector y por otro, las niñas y las jóvenes no están siendo incentivadas eficazmente para formarse en carreras u oficios que demanda la industria. Otro dato a tener en cuenta, la mitad de las mujeres que está trabajando en estas profesiones técnicas (las llamadas STEM) posiblemente reducirá su jornada o la abandonará por falta de conciliación de su vida laboral y familiar.
Si la energía deja de ser un asunto exclusivo de varones, la perspectiva de género ya no es sólo un reto femenino. Si esto es así, con el año 2030 en el horizonte, al alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 que reconoce la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, al mismo tiempo se podrá cumplir con el ODS 7, la garantía del acceso a la energía moderna para todos y la duplicación de la cuota de energía renovable en el mix energético global.
El vínculo entre ambas metas es cada vez más evidente: porque no será posible dar acceso a la energía asequible, confiable y sostenible para todos en la década próxima, a menos que se reconozcan las necesidades energéticas de las mujeres y su rol activo en el despliegue de las nuevas tecnologías. La cuestión es cuánto tardaremos en hacer esta conexión de lógica aplastante.
El último informe sobre perspectiva de género en las energías renovables de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) da cuenta de la cuota femenina en este mercado tan prometedor. Concluye que en el segmento de empleos relacionados con las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas (las áreas STEM, por sus iniciales en inglés) las mujeres representan el 28% de la fuerza laboral. Fuera de este campo, la participación femenina alcanza al 35% mientras que en puestos administrativos ronda el 45% del total.
Como se puede comprobar en el gráfico anterior, las mujeres ocupan el 32% de la fuerza laboral de las energías renovables, una cifra sustancialmente más alta que la cuota del 22% registrada en la industria global de petróleo y gas. En EEUU, por ejemplo, el cupo femenino en la energía solar ha aumentado desde el 19% en 2013 al 26% en 2018.
Sostiene la agencia de la ONU que debido a su dimensión multidisciplinaria, la industria de las energías renovables atrae a las mujeres de una manera que el sector del carbón, el petróleo y el gas no lo hacen. Sin embargo, advierte, aún queda mucho para impulsar la participación femenina y facilitar su entrada a este creciente yacimiento de empleo, mejorando también sus perspectivas de carrera para que desarrollen todo su talento.
Incentivo temprano y de mejor calidad
Un estudio sobre psicología educativa reciente, en Austria y Alemania, señala que la escasez de niñas y mujeres en carreras STEM (las más solicitadas en energías renovables) responde a factores diversos. A saber, desde la escuela y las familias no se ha despertado el interés de manera eficaz. Ya sea desde el área de orientación o desde las asignaturas tecnológicas o debido a los estereotipos que se perpetúan en el grupo familiar, directa o indirectamente, se les hace entender a las niñas y chicas que es mejor no ir por ese camino.
Asimismo, no se ha fomentado el estudio en carreras relacionadas con sectores innovadores y crecientes en materia laboral en etapas más tempranas, en etapas donde es posible reflexionar y elegir, como es en primaria y primer ciclo de secundaria. Más tarde cuando las adolescentes se plantean su futuro profesional ya es demasiado tarde y se decantan sobre todo por sectores como la sanidad, la educación y otros feminizados y precarizados.
Por otra parte, explica IRENA, entre las barreras para su ingreso en el mercado laboral y el avance en sus carreras, destacan las normas sociales y culturales, aplicadas a una contratación con sesgo de género, la falta de una formación especializada, el desconocimiento de las oportunidades económicas que ofrece esta industria y la falta de acceso a redes profesionales.
Redes de ayuda
Como una forma de paliar esta falta de apoyo, el número de asociaciones de mujeres en energías renovables en todo el mundo ha crecido exponencialmente en los últimos cinco años. Destaca la Red Global de Mujeres para la Transición Energética (GWNET) con sede en Viena que, como dice su presentación, empodera a las mujeres en energía a través de redes interdisciplinarias, la defensa, capacitación, entrenamiento y orientación, y servicios relacionados con proyectos y financiamiento.
Funcionando también a escala global, se creó en 2013 WIRE (Mujeres en Energías Renovables) en Toronto para promover el papel de las mujeres que trabajan en el sector energético.
Pero no tenemos olvidarnos de la asociación decana, ENERGIA, la Red Internacional de Género y Energía fundada en 1996, con la convergencia de mujeres emprendedoras, técnicas y agentes sociales de 22 países africanos.
Otra entidad de ayuda, de reciente creación es NEEN, la Red Nórdica por la Igualdad Energética. Sus fundadoras afirman que se fundó porque creen que la transición energética sostenible «es demasiado importante para que solo sea decidida por una sección estrecha de la sociedad dentro del campo de la economía y la tecnología. Es un tema demasiado vital para no incluir perspectivas de toda la sociedad».
Se suman a la lista la Red Mujeres en Energía Renovable y Eficiencia Energética (REDMEREE) de México, que ofrece información en facebook y el network en Alemania desde 2010, Hypatia. En EEUU asimismo están WRISE, la red en energía solar WISE y la red de profesionales WICS.

@GWNET
Apoyo del entorno y conciliación
Para que las mujeres puedan aportar toda su valía a esta industria, la sociedad tiene que resolver desafíos que se relacionan con la necesidad de horarios de trabajo flexibles o medidas favorables para la familia, las mentorías, las oportunidades de capacitación y mejora continua.
Al respecto, en su artículo de investigación, Erin A. Cech y Mary Blair-Loy, declaran que la mitad de las nuevas madres y casi la cuarta parte de los nuevos padres dejan el empleo en el campo STEM, a tiempo completo, después de tener hijos. Esta situación se convierte en un factor de desequilibrio de género, ya que ambos progenitores parecen encontrar dificultades para conciliar el cuidado con las carreras, pero son las mujeres las más afectadas. A ello se suma la desigualdad salarial, ya que en tres cuartas partes ellas ganan menos que los varones por el mismo puesto, agregan.
El sexismo en el mercado laboral español
Hay que señalar por último que la proporción que se observa en el empleo de las energías renovables es un reflejo del mercado laboral español. Más en detalle, en el siguiente gráfico, podemos ver las evidentes brechas de género que persisten. Según las estadísticas de trabajo por sectores en España, ofrecidas por INFORMA, las cuotas más altas que las mujeres obtienen son en Otros servicios (esto es, limpieza, servicio doméstico, etc) con el 65% de presencia, le Sanidad con el 62% se participación femenina y Educación con el 55%.
Ya en posiciones minoritarias se ubica el Comercio (43%), Hostelería (39%) y Servicios Empresariales (38%). En cuanto al sector de Energía la cuota femenina llega al 33,8% y en Comunicación (Informática) copa el 24% y en Industria, el 21%. Sin duda, todavía hay queda mucho para reducir estás desigualdades.
Cómo crece el negocio renovable
El potencial de crecimiento es innegable. Cada vez más y más países fabrican, comercializan e instalan tecnologías de energías renovables, tal como señala el último Informe Anual sobre Energía Renovable y Empleo de IRENA. El mercado laboral ha crecido a su nivel más alto llegando a los 11 millones de puestos en 2018, esto es un 6,8% más que los registrados en el año 2017.
Asimismo, la diversificación de la cadena de suministro está cambiando la distribución geográfica del sector. Hasta ahora, las industrias renovables han permanecido relativamente concentradas en un pequeño grupo de mercados como China, Estados Unidos y la Unión Europea. Pero actualmente países de Asia oriental y sudoriental han emergido como exportadores clave de paneles solares fotovoltaicos. India es un buen ejemplo. Allí los expertos del sector afirman que si las indias no son parte de este desarrollo tecnológico, la transición energética del país se complicará más de la cuenta. África tampoco se está quedando atrás.
El autoconsumo, a escala humana
En todo caso, más allá del empleo por cuenta ajena y de las dificultades para superar los mandatos de género, también hay que considerar que una de las soluciones descentralizadas que permiten las energías renovables, el autoconsumo se presenta como un proyecto realista, a escala humana. Se trata de una solución cada vez más plausible para luchar contra la pobreza energética y promover la sostenibilidad, gracias a los avances tecnológicos, la caída de los costes y a los ajustes en las normativas. Las mujeres están transitando de usuarias a productoras con una naturalidad pasmosa. Desde hace años, por indicar algunos, florecen múltiples proyectos en África y Asia como da cuenta la publicación de ENERGIA.
Pero a pesar de las barreras existentes como la falta de programas y políticas sensibles al género, la inequidad en la propiedad de los activos y el bajo acceso a la financiación hay oportunidades para la participación de las mujeres en distintos segmentos de la cadena de valor. Recientemente, dábamos cuenta, por ejemplo, cómo bastantes municipios españoles están ofreciendo cada vez más este tipo de ayudas.
Con todo, las tecnologías renovables están sirviendo de palanca para realizar el cambio del modelo energético y poder enfrentar el complejo reto del cambio climático. Por ello, si las cadenas de suministros de la industria ofrecen a las mujeres la oportunidad de obtener un ingreso que puede mejorar su propio bienestar como el de sus familias, a cambio ellas pueden hacer una propuesta de valor única como emprendedoras, técnicas y gestoras de cualquier empresa energética. Y de paso, cabe recordar que cuando las mujeres pueden elegir el cómo distribuir sus ganancias, seguramente las van a dirigir a la educación, a la atención médica y la calidad de vida de las personas. Todos ganan.
Ahora es el tiempo en que las políticas de igualdad de oportunidades y sostenibilidad emerjan en conjunto abriendo la puerta a una transición ecológica y equitativa.
Fdo. Mónica Ramírez Acevedo.