Se prevé un calentamiento de 0,3 ºC por década en el medio marino español y el incremento de 5 mm por año en el nivel del mar. Ambas variables se unen al ya evidente empobrecimiento biológico de especies y hábitats en los mares. Así lo sostiene el último informe presentado por la Oficina Española de Cambio Climático, que también recomienda medidas de protección y una gestión de pesca sostenible.
El Informe sobre el Cambio Climático en el Medio Marino Español: Impactos, Vulnerabilidad y Adaptación, preparado por Diego Kersting para la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) sostiene que el ecosistema marino español se verá afectado por una serie de impactos directos e indirectos sobre muchas de sus especies y hábitats y en consecuencia sobre la pesca y otras formas de aprovechamiento de sus recursos.
A falta de mucha información sobre especies y procesos, destaca el estudio, todo apunta hacia el empobrecimiento y una mayor vulnerabilidad de nuestros mares, junto con la disminución de su capacidad para absorber CO2.
0,3 ºC más por década y 5 mm por año en nivel del mar
En el apartado de las proyecciones basadas en las variables físico químicas destaca que durante el siglo XXI se prevé un calentamiento progresivo del agua, tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo, que podría rondar los 0,2 ‐ 0,3 °C por década.
Por su parte, proyecta el informe de base científica que el nivel del mar aumentará entre 2 y 5 mm por año durante este siglo. «Este rango tan amplio se debe en parte a los escenarios de emisiones, pero sobre todo a la contribución de la fusión de hielos, sobre la cual hay una gran incertidumbre», explica.
El aumento de la temperatura llevará asociado una mayor estratificación del agua, con el consecuente efecto sobre la disponibilidad de nutrientes. Es probable, dice el estudio, que la salinidad aumente en el Mediterráneo, tanto en superficie como en profundidad, lo que provocaría cambios en la salinidad de las aguas intermedias del Atlántico.
En líneas generales, se prevé una atenuación de la circulación termohalina o movimientos internos en aguas profundas en el Mediterráneo, caracterizada por una disminución en la formación de agua profunda en el golfo de León bajo los escenarios más pesimistas.
En cuanto a las proyecciones basadas en variables y respuestas biológicas, se prevé el declive de los bosques de macroalgas atlánticos, el aumento en la frecuencia de las mortandades asociadas al calentamiento en el Mediterráneo, y un posible retroceso de las praderas de Posidonia oceanica en algunas zonas.
El calentamiento también favorecería el desarrollo de las poblaciones del erizo Diadema africanum, cuyos blanquizales persistirían en Canarias, aunque dependiendo de los episodios de mortandad masiva descritos durante los últimos años.
Los valores de pH que se proyectan para finales del siglo XXI podrían provocar cambios significativos en comunidades dominadas por organismos con esqueletos carbonatados, como el coralígeno mediterráneo o los fondos de maërl.
Con todo, los cambios en la intensidad de los afloramientos, la estratificación de la columna de agua y los posibles cambios en la circulación termohalina, pueden tener efectos significativos sobre la producción primaria. Se prevén cambios en la estacionalidad de los crecimientos fitoplanctónicos y en la exportación de carbono orgánico por sedimentación.
Los cambios físico‐químicos y en la producción primaria previstos en el Mediterráneo pueden afectar a especies de interés comercial, como la anchoa Engraulis encrasicolus. Tales cambios también podrían afectar al krill, principal alimento del rorcual común, Balaenoptera physalus.
Medidas de adaptación
El estudio enumera algunas de las medidas de adaptación necesarias ante este ya presente deterioro del medio marino. Entre ellas, la protección y conservación de especies y hábitats vulnerables. Principalmente a través de los listados de protección, que deben contemplar las nuevas amenazas y vulnerabilidades frente al cambio climático.
Añade también la protección de zonas específicas a través de áreas marinas protegidas con el objetivo de mejorar la resiliencia al cambio climático de las especies y el ecosistema a través de la regulación de usos y zonación.
No menos importante es la necesidad de una gestión de la actividad pesquera basada en criterios de sostenibilidad, y con un enfoque ecosistémico, con el mismo objetivo general de mejora de la resiliencia del ecosistema y de las especies.
También se requieren actuaciones directas, dirigidas a la regeneración de hábitats y poblaciones, que, aunque están sujetas a ciertas limitaciones, podrían ser útiles en casos concretos.
El fomento y respaldo del seguimiento científico, asegurando la continuidad de las series temporales existentes e impulsando el estudio y seguimiento de los efectos del cambio climático en el medio marino para realizar una mejor gestión adaptativa. El uso de herramientas como las evaluaciones de vulnerabilidad y el análisis de riesgos, que ayuden al desarrollo de medidas de adaptación.
Sobre las medidas legislativas
El informe pone en contexto algunas de algunas medidas legislativas que son necesarias en el escenario actual de cambio climático. Entre ellas, las medidas de protección y conservación de especies y hábitats que deben desarrollarse teniendo en cuenta su vulnerabilidad ante los rápidos cambios físico‐químicos y biológicos. La resiliencia al cambio climático puede favorecerse eliminando la exposición a otros impactos derivados de la actividad humana. A nivel local esto es posible mediante la regulación de actividades, de fácil aplicación en espacios con cierto régimen de protección, pero difícil en otros espacios. Por lo que también debe realizarse una revisión intensiva de los protocolos de evaluación de impacto ambiental y, sobre todo, de los protocolos de vigilancia ambiental publicados en las Declaraciones de Impacto Ambiental (DIAs), para asegurar una mayor eficacia a la hora de proteger y conservar hábitats y especies particularmente vulnerables.
Otra herramienta de gran utilidad son los listados legislativos de protección de especies y hábitats, siempre y cuando vayan acompañados de medidas dirigidas a reducir el conjunto de impactos sobre las especies y los hábitats considerados. El estado de conservación de algunas especies ha cambiado drásticamente en las últimas décadas, por lo que es necesaria la revisión urgente de su estatus en las listas de protección en vigor, a la vez que se revisan los criterios de evaluación incluyendo explícitamente la vulnerabilidad frente al cambio climático. Como ejemplo el coral Cladocora caespitosa, cuya reciente inclusión en la lista roja de la UICN bajo la categoría en peligro se ha debido principalmente al alarmante declive de sus arrecifes a causa del calentamiento del agua durante las últimas décadas, u otros como el coral Corallium rubrum y la gorgonia Paramuricea clavata para los que también se ha tenido en cuenta su vulnerabilidad frente al cambio climático.
Gestión de pesca sostenible
Además de una política general de reducción de emisiones, en líneas generales, y como base para la mejora de la resiliencia del ecosistema en su conjunto, son necesarias medidas de gestión pesquera basadas en criterios de sostenibilidad y con un enfoque ecosistémico. La FAO propone algunas medidas de adaptación en esta dirección, algunas generales como la reducción de impactos sobre los sistemas naturales (contaminación derivada de la actividad, prácticas de pesca destructivas) y otras dirigidas a la protección de zonas sensibles o importantes en los ciclos vitales de las especies explotadas. Así como aquellas que están relacionadas con la gestión de las pesquerías, orientadas principalmente a evitar la sobrepesca de especies vulnerables promoviendo la resiliencia en general. Todo ello debe ir acompañado y respaldado por un seguimiento científico que evalúe objetivamente los impactos y la eficacia de las medidas.
Análisis integrador
El informe, realizado en colaboración con numerosos investigadores y gestores y coordinado por la OECC, perteneciente al ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ha hecho un análisis integrador del conocimiento existente en relación con la influencia del cambio climático sobre el medio marino español a nivel tanto físico-químico como biológico, incidiendo en impactos ya observados como mortandades masivas, cambios de abundancia y distribución de especies, cambios fenológicos, etc. Ha estudiado cuáles son las especies y hábitats más vulnerables teniendo en cuenta proyecciones a largo plazo y propone diversas categorías de medidas de adaptación.