El ‘rewilding’, esto es, permitir que la Naturaleza recupere su estado salvaje, cuenta con un nuevo método presentado por un equipo internacional de científicos. La idea es afrontar la restauración dando paso a la renaturalización del ecosistema en su conjunto. Este nuevo enfoque permite que el hábitat natural se desarrolle de manera casi autosuficiente.

© Staffan Widstrand / Rewilding Europe.
El éxito de un proyecto de restauración natural no depende solo de la reintroducción de especies, sino que se alcanza cuando el ecosistema consigue regenerarse y sostenerse. Este es el planeamiento central de una propuesta que se publica esta semana en Science.
Quienes firman el artículo forman parte de un equipo internacional, dirigido por Henrique Pereira de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg (MLU, Alemania) y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad (iDiv). También participan investigadores de varias instituciones españolas.
Este cambio de paradigma pretende “dejar que la Naturaleza se cuide a sí misma, permitiendo que los procesos naturales reparen y restauren los paisajes degradados”, según describe Rewilding Europe, una iniciativa que opera en primera línea a escala europea y que está trabajando en espacios como el delta del Danubio (Rumanía).
José María Rey, investigador de la Universidad de Alcalá, sostiene que “el concepto de rewilding nació hace ya unos años, pero su significado se ha ido ampliando y modelando”. La idea partió del paradigma de las tres Cs: grandes áreas centrales conectadas por corredores para permitir el movimiento de los carnívoros”, explica.
“El énfasis actual es considerar al ecosistema como un todo que es ayudado a recuperarse y mantenerse con poco esfuerzo adicional”, subraya Rey.
Por su parte, Ainara Cortés-Avizanda, investigadora de la Estación Biológica de Doñana, añade que “debemos evitar quedarnos en una mera reserva o colección de especies, atadas a un área concreta y dependiente de nosotros. Hablo de una Naturaleza que se recupera y recupera especies poco a poco, aunque estas no sean especies emblemáticas”, indica.
Más allá de la reintroducción de especies
La Naturaleza se ha visto gravemente afectada por la construcción de ciudades y carreteras, además de otras infraestructuras. Se han destruido ecosistemas enteros, reduciendo así considerablemente la biodiversidad. Como resultado, muchos ecosistemas ya no son capaces de realizar tareas importantes como la regulación de inundaciones.
Por ello, durante varias décadas se han llevado a cabo proyectos con el objetivo de reconstruir los ecosistemas con métodos como el ‘rewilding’ o renaturalización de los espacios. “Otro ejemplo es el de la reforestación. Esta se centra en el ecosistema en su conjunto e intenta restaurar su funcionalidad para que se sostenga con poca o ninguna gestión humana”, señala Andrea Perino, investigadora de la MLU y el iDiv.
Bisontes europeos
El equipo investigador presenta un plan de acción para desarrollar proyectos de recuperación de la vida silvestre. Sobre todo, intenta dejar una cosa clara: no existe un ecosistema ideal que pueda crearse a través de medidas específicas. “Aunque haya que tomar alguna medida, debemos tratar de intervenir lo mínimo a largo plazo”, matiza Cortés-Avizanda.
Además, sostienen que es fundamental tener en cuenta las posibilidades geográficas y sociales. “Estos proyectos siempre deben involucrar a la población local”, señala Perino. “De lo contrario, no tendrán éxito. Siempre hay que llegar a un compromiso entre lo que es teóricamente posible y lo que es realmente viable. Los ecosistemas son dinámicos y, por lo tanto, las medidas también deben serlo”.
Que lo humano se armonice con la Naturaleza
Esta renaturalización no es solo beneficiosa para la vida silvestre, sino también para las personas. Los investigadores agregan que otro de los beneficios del ‘rewilding’ son las oportunidades económicas que ofrece el disfrute del paisaje. Así lo demuestran los diferentes proyectos que se están emprendiendo en toda Europa alrededor del turismo de naturaleza.
Un indicativo de la pujanza de estos negocios son los fondos dedicados al capital natural por el Banco Europeo de Inversión y que están siendo usados para emprender negocios de múltiple índole asociados a la conservación, restauración ecológica y renaturalización.
“El delta del Oder es un buen ejemplo de cómo la restauración puede crear beneficios tanto ambientales como sociales”, señala Andrea Perino. Un área de Rewilding Europe situada en la laguna de Szczecin, a lo largo de la costa báltica entre Polonia y Alemania.
Muchos animales viven ahora en este espacio natural, incluyendo águilas de cola blanca, bisontes y castores. Esta recuperación ha permitido el desarrollo de una industria turística como excursiones, deportes y otras actividades alrededor de la naturaleza de la zona.

Restauración en Río Guadiamar. Imagen en pensandoelterritorio.com
¿Y en España?
Cabe recordar que el 25 de abril de 1998 quebró la balsa de lodos tóxicos de una empresa minera en Anzalcóllar (Sevilla). El vertido se filtró a través del río Guadiamar y produjo una riada de residuos que contaminó gravemente el Parque Natural de Doñana.
Según explica José María Rey, a raíz del desastre de Anzalcóllar surgió el que, a día de hoy, es el principal proyecto formal de restauración ecológica en España: el río Guadiamar y el proyecto Corredor Verde.
Por otro lado, Rewilding Europe se encuentra trabajando en las dehesas (bosques de encinas) del oeste peninsular.
Además, en los Pirineos han coincidido proyectos independientes como son los de la reintroducción del oso pardo y del buitre negro, la llegada del lobo y el abandono de tierras agrícolas marginales y pastizales que están siendo colonizados por los matorrales y los bosques.
Por último, “la despoblación del interior del país ofrece actualmente una de las mejores oportunidades de renaturalización”, destaca el experto. “En efecto, esto es un hecho real que se ha producido de manera involuntaria y que favorece la expansión de muchas especies, lo que a su vez es una manera pasiva de rewilding, ya que también favorece también a la biodiversidad”, añade Ainara Cortés-Avizanda.
(Agencia SINC)