Advierten del impacto sanitario del uso de la biomasa

El 15 de enero el Parlamento Europeo votará sobre una propuesta de revisión de la Directiva de Energía Renovable, determinando el futuro del uso de la biomasa en la Unión Europea. Si la aprueba, dicen los expertos, permitirá que se sigan quemando enormes cantidades de biomasa, con impactos en el clima, bosques, biodiversidad y en la salud.

“El debate sobre el impacto en la calidad del aire de quemar biomasa sólida ha sido constantemente ignorado por la Comisión Europea al revisar la política de la Unión Europea en materia de energía renovable. Pero aún estamos a tiempo para que el Parlamento Europeo rectifique esta situación”, asegura Linde Zuidema, experta en bioenergía de la ONG FERN cuya opinión recoge Euractiv.

La semana que viene (15-19/1/2018) la Eurocámara votará sobre una propuesta de revisión de la Directiva de Energía Renovable, la cual determinará el futuro del uso de la biomasa en la UE. Si se aprueba, ello significará de manera inevitable que se sigan quemando enormes cantidades de biomasa, sobre todo en forma de madera.

Pero además del desastroso impacto que ello supondría para el clima, los bosques y la biodiversidad hay otra razón por la cual habría que oponerse firmemente a cualquier legislación que incremente la quema de biomasa para (por ejemplo) calefacción y electricidad. Y se trata de una razón que -hasta la fecha- se ha ignorado.

Cáncer y enfermedades respiratorias, el «precio» de la quema de biomasa

Una nueva investigación para FERN a cargo del doctor Mike Holland, un reconocido experto independiente en cuestiones de contaminación del aire, revela el peligroso coste que tiene para la salud de los ciudadanos de la UE la quema de biomasa sólida.

Las conclusiones de la investigación indican que decenas de miles de ciudadanos de la UE mueren prematuramente cada año a consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica procedente de la quema de biomasa sólida. Otros impactos nocivos incluyen cáncer, problemas cardiovasculares y respiratorios, ataques de asma y multitud de jornadas laborales perdidas por bajas por enfermedad.

Por un lado, la investigación se centró en el estudio de 27 plantas de generación de energía a partir de la quema de biomasa sólida en la UE, sobre las cuales existían datos. Diez de ellas eran antiguas instalaciones de generación eléctrica de carbón que fueron reconvertidas para funcionar con biomasa o para que funcionaran de manera mixta, con biomasa o carbón. Las otras 17 plantas fueron construidas desde el inicio para que funcionaran con biomasa.

El análisis sanitario señala que más de 1.300 personas fallecen anualmente de forma prematura a consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica procedente de estas 27 plantas analizadas. Además, los costes sanitarios vinculados con las emisiones de las antiguas plantas de carbón y de las plantas de generación mixta se elevan a 137.000 euros anuales -de media- por cada megavatio de capacidad eléctrica instalada.

 

El uso de biomasa para la calefacción en los hogares

El informe de Holland también analiza la evidencia del impacto que tiene la contaminación del aire en la salud derivada del uso de biomasa en las calefacciones de las viviendas en la UE.

«Esta práctica se ha extendido sobre todo en los últimos años, impulsada en parte por políticas de energía renovable, pero también debido a que la madera es, a menudo, más barata que los combustibles alternativos para calefacción como el carbón y el gasóleo», afirma Zuidema.

La quema doméstica de biomasa y la crisis económica

El estudio de Sigsgaard y de otros expertos (Health impacts of anthropogenic biomass burning in the developed world) calculó que la exposición al humo procedente del uso doméstico de biomasa se tradujo en 40.000 fallecimientos en toda la UE en 2014, añadiendo que se trata de una cifra conservadora.

El doctor Holland amplía el análisis de Sigsgaard y estima que en un solo año, además de las muertes, se produjeron más de 130.000 casos de bronquitis, más de 20.000 ingresos hospitalarios por problemas respiratorios y cardíacos, un millón de días con síntomas de asma en niños con edades comprendidas entre los 5 y los 19 años, 43 millones de jornadas (laborales) con actividad restringida, y 10 millones de jornadas de trabajo perdidas. Todo ello debido a la exposición a partículas finas procedentes de emisiones domésticas de biomasa.

 

La biomasa no es una alternativa a los combustibles sólidos

En el debate sobre la revisión de la Directiva de Energía Renovable, algunos comparan la contaminación atmosférica provocada por la quema de biomasa con la (contaminación) procedente de los combustibles fósiles. Pero este recurso no compite contra los combustibles fósiles para llenar el hueco que existe entre los actuales y los deseados niveles de generación de energía renovable. En realidad, compite contra otras tecnologías renovables, que podrían ofrecer una solución con costes externos sensiblemente menores.

El Parlamento Europeo a tiempo de rectificar

Las inversiones en generación energética son de largo plazo. Por ello, una vez que se construye una planta lo más probable es que siga operativa durante varias décadas, con todos los efectos nocivos en la salud y el clima perpetuándose durante todo su ciclo de vida.

Teniendo en cuenta todos estos efectos «el Parlamento Europeo debe abandonar su política actual, concretamente acabando con su apoyo a la reconversión de centrales de (generación de energía) de carbón en centrales de biomasa ineficaces. Sólo así, la UE tendrá una política de energía renovable que respete a la vez el clima y la salud de sus ciudadanos», concluye la experta.

 

2020-07-07T11:00:46+02:00 10 enero, 2018|